Holocrón: Diario de un Jedi [Grabación 00002.02]

Holocrón: Diario de un Jedi [Grabación 00002.02]

Una explosión me sacó de mi trance.

Habían destruido el carguero corelliano para no dejar pruebas, tras haber rescatado de él todo cuanto se podía: mercancía, alimentos, medicinas, pequeñas cantidades de bacta y demás material del botiquín, componentes electrónicos, recambios, etc. Incluso, si habían seguido el procedimiento habitual, habrían extraído el combustible, dejando una pequeña cantidad, sólo para asegurarse de que la nave explotaría, con alguna ayuda añadida.

Thaw entró en la sala médica, seguido de Garrune y DAQ-7.

—¿Cuánto tiempo ha pasado? —pregunté. Había perdido toda la noción del tiempo.

—Lleváis así desde hace más de 3 horas estándar —contestó Thaw.

—¿Dónde está Nahie?

—Ahora viene. Ha accionado los detonadores que colocamos en el carguero.

—Ya lo he notado…

—¿Cómon está? —preguntó Garrune.

—De momento, descansando —contesté, mirando hacia la muchacha—. No tiene daños físicos internos. Sólo un par de quemaduras por láser en los brazos y piernas, y pequeñas lesiones en las muñecas, debidas tal vez a grilletes magnéticos. Lo peor es el daño psicológico…

—¿A qué te refieres? —preguntó Thaw, intrigado.

—La han hecho sufrir. Y supongo que no sólo a ella. El mero recuerdo la está atormentando. Ese daño no es tan fácil de curar, pero haré lo que pueda para aliviarlo.

—Como siempre —Thaw se quedó mirando pensativo hacia la muchacha, como con la cabeza en otra parte—. ¿Bajarás a ver el botín? A esto sí que lo llamo yo “recuperar los bienes”.

—No, gracias —contesté—. Me quedaré con ella. Luego veré lo que habéis traído a través de las cámaras de seguridad de la bodega.

—Como quieras, pero yo prefiero tenerlo delante a una simple holoproyección. En fin, ante gustos…

—Yo lo llamo “prioridades” —sonreí.

—‘Supuesto —dijo Garrune, con una media sonrisa.

Miré a la dormida muchacha que estaba junto a mí, intentando adivinar su nombre.

—¿Ya…? —empezó a decir Nagadik, entrando en la sala de curas—. ¡Por fín! Creía que no despertarían nunca.

Casi instantáneamente, la joven salió de su inconsciencia y miró a su alrededor, en un intento por reconocer dónde se encontraba, sin éxito.

—¿Quiénes sois? —preguntó extrañada, tras mirarnos detenidamente.

—¿Otra vez? —dijo Nahie, sorprendido.

—Me temo que ya nos hemos presentado —dijo amablemente Thaw—. ¿No lo recordáis?

—No… —contestó ella, contrariada.

—De acuerdo —dijo Thaw comprensivamente—. Me llamo Thawarpi, capitán del Arrecife de Diamante, en donde nos encontramos ahora. Ellos son Delan Paciel, Naggadik y Garrune.

DAQ-7, a su servicio —dijo el droide educadamente, aunque un tanto molesto por no haber sido debidamente presentado. Era una de las pocas veces que usaba su nuevo vocabulador desde que hacía poco se lo instaló el gungan.

Se hizo un silencio en el que todos esperamos a que la muchacha se presentara.

—¿Y bien? —preguntó Thaw, un tanto impaciente—. ¿Quién sois?

—Es que no lo recuerdo —contestó ella, angustiada.

—Delan, ¿no la habías curado?

—He curado el daño físico y aliviado el daño psíquico. La memoria no tiene nada que ver. Ha debido perderla a causa del shock.

—Pues qué bien —dijo Nahie sarcásticamente.

—¿Llevas alguna identificación encima? —le pregunté a ella.

—No se me había ocurrido —dijo ella, buscando algún bolsillo en el oscuro mono—. Aquí hay algo.

En el que resultó ser el único bolsillo del mono, sobre el pecho izquierdo, encontró una tarjeta imperial codificada.

—¿Puedon? —se ofreció Garrune, alargando su mano hacia la tarjeta.

La chica se lo dio sin ningún reparo. El gungan observó la tarjeta en todo detalle, para después entregárselo a DAQ-7. El droide la insertó en una ranura de su torso y poco después informó:

—Roonadhra, Kymeire. Especie: Humana. Altura… Creo que obviaré los datos referentes a características físicas —dijo con una cierta complicidad—. Cargos: Traición al Imperio. Observaciones: Traslado urgente —se quedó un momento en silencio—. No hay más datos. Observo lagunas importantes de información, poco habituales en la burocracia imperial. No parece normal.

—¿Han borrado datos? —pregunté.

—Sólo los relativos al traslado: origen, destino… El resto de datos omitidos, simplemente no se han incorporado a la tarjeta.

—¿Y pueden recuperarse los datos borrados?

—Con un análisis mucho más exhaustivo, quizá. Al menos, en parte. Sólo necesito un poco de tiempo.

—Ponte a ello, ¿quieres? —le pedí. No me gustaba darle órdenes a los droides, menos aún cuando mostraban esa especie de sentimientos, tan poco habituales. Se notaba que no le habían borrado la memoria en mucho tiempo.

El droide asintió y se retiró un poco, atareado en la recuperación de datos de la tarjeta de identificación. Thaw se aclaró la garganta.

—Bien, señorita Roonahdra —dijo Thaw—, sea bienvenida a esta nuestra nave. Si desea que la llevemos a algún lugar, sólo tiene que pedirlo. Al ser contraria al Imperio, como creo haber entendido en los cargos que se le imputan, cuenta con nuestra ayuda. Si prefiere formar parte de nuestra tripulación, también será bienvenida, por supuesto.

—De momento —contestó ella, tras quedarse un momento pensativa—, preferiría quedarme en la nave, si no es mucha molestia. No sería capaz de recordar el nombre de un solo planeta en estos momentos, la verdad.

—No es mala idea —comenté en voz alta.

—Claro que no —dijo Nahie, mirándome mientras sonreía.

—Tusa debe echar uno vistazo a lo botín, misa creo… —sugiró Garrune.

—Es verdad —asentí—, es muy probable que una parte de la mercancía que transportaba el carguero fuera propiedad suya, señorita Roonahdra.

—Oh, llamadme Kym —dijo ella, sonriendo mientras se incorporaba de la camilla, visiblemente más recuperada.

—De acuerdo entonces, Kym —dijo Thaw—. Bajemos a la bodega y echemos una ojeada a la… carga.

CONTINUARÁ

Esta historia ha sido escrita por Santiago Benítez Buitrago en agosto de 2005. Queda prohibida su reproducción total o parcial por cualquier procedimiento sin permiso escrito del autor. Los personajes aquí descritos son ficticios. El Universo Star Wars se ha tomado como referencia y es propiedad de LucasFilm Ltd, y citado sin ánimo de lucro.
Para cualquier comentario relativo a esta historia, escribe a gardek [dot] mon [at] gmail [dot] com

AdjuntoTamaño
Holocrón, Diario de un Jedi [2.2].pdf65.21 KB