diario

Memorias de un Fan (1 de 3)

Hace mucho tiempo….

 

Enero de 1978, Sevilla

 - Vamos a ir al cine, me han dicho que hay una película que les va a gustar a los niños…
- ¡¡Bieeeeeen!!!

De esta forma tan simple todo comenzó… Entonces tenía 7 años y mi hermano 4.

Holocrón: Diario de un Jedi [Grabación completa]

Descárgate el archivo adjunto imprimible, recopilatorio de todas las grabaciones del holocrón de Delan Paciel, y un BONUS un tanto especial.

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Holocrón: Diario de un Jedi [Grabación 00005.00]

Volvimos a Alderaan hace casi veinte años.

Tras el incidente con el Inquisidor, no quisimos arriesgarnos a que nos encontraran más como él en territorio hostil. Kym decidió pedirle trabajo a la doctora Seuna en la Universidad de Alderaan y yo me puse a trabajar como curandero. Poco después, nos casamos y desde entonces vivimos con nuestra hija, Isyl’me, en una casa muy parecida a aquella en la que vivía con su familia, en Caamas.

Holocrón: Diario de un Jedi [Grabación 00004.01]

Al salir de la cantina, la luz de ambos soles que se ponían me dio de lleno en la cara, cegándome por unos instantes. Entornando los ojos, pude ver que al otro lado de la calle un hombre me esperaba con los brazos en jarras. “Hay algo extraño en esos brazos”, pensé. Pero también sus piernas eran extrañas. Al avanzar hacia él, pude distinguir más claramente su silueta y comprobé que, efectivamente, sus brazos y piernas no eran naturales, sino biónicas, con acabado en duracero en lugar de sintocarne. Un sable de luz colgaba del cinto, brillando al reflejar la luz de los soles.

Holocrón: Diario de un Jedi [Grabación 00004.00]

—¡La Órdiga! ¡Cuánto tiempo, Delan! —me saludó Ram.

Fue toda una sorpresa ver al muun que me dio trabajo años atrás en Mu’un V, detrás de la barra de la cantina de Chalmun, en el puerto espacial de Mos Eisley, en Tatooine. Tardé unos instantes en recordar que mencionó algo sobre buscar trabajo allí tras la invasión de aquella colonia muun.

—La galaxia es un pañuelo, ¿verdad? —contesté, alargando mi mano sobre la barra y estrechándole la suya.

—¿Qué tal te va todo? ¿Has venido solo? —preguntó extrañado, mirando en todas direcciones.

Holocrón: Diario de un Jedi [Grabación 00003.00]

—¿Estás segura de que es por aquí?

—Claro que sí, Delan —me aseguró Kym.

Llevábamos casi una hora estándar caminando por los numerosos y nacarados pasillos de la majestuosa Universidad de Alderaan. Para no ser un día lectivo, allí había muchísima gente, incluso de especies de las que ni siquiera había oído hablar.

—Teníamos que haberle preguntado a alguien el camino —insistí.

—No empieces otra vez —me pidió ella con una sonrisa—. Te aseguro que éste es el camino más rápido a su despacho.

Holocrón: Diario de un Jedi [Grabación 00002.07]

La cabina del “Arrecife de Diamante” era de todo menos tranquila. Nahie intentaba pilotar manteniendo la calma, mientras Garrune revoloteaba de aquí para allá, ajustando los mandos que comenzaban a dar problemas. Al parecer, había sobrecarga de pasajeros y eso estaba haciendo mella en los sistemas de mantenimiento vital, los propulsores, los compensadores de inercia, etc.

Holocrón: Diario de un Jedi [Grabación 00002.06]

Corrimos a través del solarium, rodeados por disparos láser procedentes de la ventana, justo detrás de nosotros. Muy pocos se nos acercaban lo suficiente como para darnos de lleno, y los que podían haberlo hecho fueron desviados por el haz de mi sable de luz.

Aún oíamos los gritos del Inquisidor Imperial desde el interior.

Un instante antes de que el primero de los soldados de asalto imperiales consiguiera atravesar la ventana, saltamos al nivel del suelo, frenando nuestra caída con la Fuerza.

Holocrón: Diario de un Jedi [Grabación 00002.05]

Una llamarada de luz roja procedente de un sable de luz, iluminó el rostro del desconocido.

 Kym gritó por el sobresalto.

 Aquella figura parecía haber salido de la nada. No había sentido antes su presencia. Ahora, el Lado Oscuro anegaba por momentos la estancia.

 —Me temo que no nos han presentado —le saludé.

Holocrón: Diario de un Jedi [Grabación 00002.04]

—No tardéis, ¿de acuerdo? —nos pidió Thaw.

—No te preocupes —le contesté.

—Será un visto y no visto —aseguró Kym.

—¿Seguro que no queréis que os acompañe Nahie?

—Cuanto más numeroso sea el grupo, más peligrosa será la incursión —le expliqué—. Parecería una excursión a la boca del lobo. Ya lo hemos hablado, Thaw

—Tenéis razón —admitió el mon calamari—. Pero si os descubren…

—Entonces mi protector deberá mostrar su valía —le tranquilizó Kym.