La cabina del “Arrecife de Diamante” era de todo menos tranquila. Nahie intentaba pilotar manteniendo la calma, mientras Garrune revoloteaba de aquí para allá, ajustando los mandos que comenzaban a dar problemas. Al parecer, había sobrecarga de pasajeros y eso estaba haciendo mella en los sistemas de mantenimiento vital, los propulsores, los compensadores de inercia, etc.