WORMHOLE. Prólogo

PROLOGO

 

En un planeta del borde exterior: Felucia.
Edad: post legado

Por fin la búsqueda terminó y MM vio a su contacto, o podíamos decir que su contacto la encontró a ella.

MM, una joven fémina medio humana y medio echani, por fin localizó a su enlace. MM de ascendencia humana aunque de madre echani, tenía las particularidades de los echani, aunque sus ojos azules en vez de blancos plateados la delataban como una híbrida.

Era experta en la técnica de lucha echani además de ser sensible a la fuerza, siendo una maestra en el uso de su heredado sable láser plateado. Piloto y asesina-sith nunca estaba inactiva.

Entró en la atmósfera del planeta, y cerca de su superficie, rodeada de una gran vegetación, humedad, activa vida animal e interminables bosques de hongos, MM divisó un claro y otra nave en la superficie, el conocido monocaza rojo de su intermediaria, el Akaiani.

MM aterrizó suavemente, llegó con su inseparable transporte que era una mezcla de las antiguas naves Imperiales como el Eta-2 y el TIE Interceptor, y con determinación se dispuso a enfrentarse a su destino.

Bajó por la rampa y con un andar decidido y con firme voz, MM dijo:

    “!Hola de nuevo! Maestra Redan, Maestra Redan_Dicor”

Sentada, manipulando su sable láser y sin mirarla a la cara, pero con un tono amigable le contestó:

    “Esperaba no verte más MM, o debería llamarte Morta Marek”

Redan se levantó y realizó ágilmente un salto sobre MM con la misma elegancia que una gacela de Tarchalia, activando a la vez su sable láser de luz verde al mismo tiempo que lo lanzaba con el impulso de la Fuerza en dirección al espeso bosque de planta bulbosas y árboles retorcidos. En ese mismo momento y rompiendo las hojas y las plantas trepadoras, apareció de repente  con una velocidad endiablada un guerrero nativo profiriendo fuertes y extraños gritos y con un bláster en la mano apuntando a MM  que no llegó a activar, al caer al suelo fulminado al  atravesarle su rodilla derecha el sable láser lanzado previamente por Redan. Mientras el feluciano se retorcía de dolor y era incapaz de ponerse de pie, la Jedi seguidamente recogió el arma y la inutilizó.

 Al mismo tiempo desde distintos frentes fueron apareciendo desde el interior del bosque cuatro enfurecidos y enormes guerreros felucianos. Los dos primeros iban desarmados y los otros  portaban  espadas hechas de huesos de racor. Para MM estos guerreros se merecían el honor de la lucha cuerpo a cuerpo, y al  igual que percibió que Redan no pretendía matar a ningún rival,  no activó su láser de luz ni  desenfundó su vibrocuchillo. Era el lugar apropiado para practicar sus conocimientos de lucha echani.

 Prediciendo  el movimiento frontal de su primer rival esquivó su golpe desplazando su cuerpo al mismo tiempo que realizaba  un medio giro para así golpearle con su codo izquierdo  la espalda, el feluciano salió despedido hacia la dirección de Redan. Al mismo tiempo MM con la otra mano le lanzaba un letal y medido puñetazo directo a la cara del siguiente rival al que dejo inconsciente.

La Maestra Jedi  viendo que MM  le enviaba un aturdido guerrero uso la técnica de la  telequinesis,  y lo lanzó despedido hacia unos tallos de setas gigantes. La potencia del impacto lo dejó  fuera de combate.

Ya sólo quedaban en pie los dos guerreros armados con espadas. La híbrida echani se preparó para recibirlos en posición defensiva,  percibía en sus rostros invisibles el sonido de una feroz sed de sangre -parece que los extranjeros no eran muy bien recibidos- pensó; pero al igual que Redan advirtió a través de la Fuerza que en la lejanía se aproximaban más guerreros. Opto por el método más rápido y levantando uno de sus brazos  les lanzó a ambos una descarga de rayos sith. Los espasmódicos movimientos de los felucianos cesaron al bajar  MM  súbitamente el brazo. Los nativos habían perdido la conciencia, pero estaban vivos.

 A Redan no le gustaba el uso que hacía Morta Marek de las técnicas oscuras, aunque en esta ocasión no podía achacarle nada, fue rápida y prudente. Era oportuno terminar la disputa pronto para evitar más visitas desagradables.

    “Veo que eres vertiginosa y que el sobrenombre de asesina no corresponde con tu forma de actuar”, le dijo Redan mientras recogía con su mano izquierda su sable láser atraído por un impulso de la Fuerza.

    “No eran rivales para nosotras, defendían su tierra y eso le ha permitido salvar sus vidas” repuso a la vez que inspeccionaba y guardaba para su colección una espada de huesos de racor.

    “Los dos Maestros que he tenido me  adiestraron  siempre preservando ante todo la vida del rival. Y tú eres una de ellos” .

Redan  Dicor  provenía de Coruscant y Morta Marek de Naboo. Acordaron  reunirse en Felucia para intercambiar información. La Maestra Jedi le entregó a MM un datapad con el informe de su próxima misión, y Morta le comunicó que consiguió averiguar  alguna pista de su cometido en  Naboo , pero de forma confusa.

Inmediatamente después ambas féminas, en sus respectivas naves: el Akaiani y el Amanecer Púrpura, abandonaron el planeta hacia sus nuevos destinos.

 

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En el planeta Coruscant

Año:   52 ABY (17 BrS)

Eunice se encontraba por fin en un aerotaxi, sujeta al asiento mediante el sistema de generadores de tracción interna del transporte, y su biorritmo se empezaba a normalizar.

Era la primera vez que salía del Templo Jedi, con 14 años ya tenía Maestro pero todas sus misiones habían sido sobre historiografía de la Orden. Nunca previamente había divisado la ecumenópolis del planeta desde esta perspectiva, era totalmente desconocida para ella hasta este momento.

La Ciudad Galáctica está dividida en varios miles de cuadrantes, cada cual subdividido en numerosos sectores. Su destino era el Distrito Fobosi.

Se alejaba del Templo que destacaba como una colosal estructura que se levantaba un kilómetro por encima de los edificios de la Ciudad Galáctica de Coruscant. Construido sobre un Nexo de la Fuerza localizado en una montaña, el área que rodeaba el Templo era un largo y amplio paseo, la Vía Procesional. Erigido en una zona desde donde se podía contemplar unas vistas completamente despejadas, sin ningún otro edificio en medio. Desde fuera, el Templo Jedi aparecía como un zingurat elevado sobre el resto de los bloques urbanos, con un diseño de pirámide, truncada, de base cuadrada, escalonada y con cinco agujas que se elevaban encima de ella, siendo la central, la Aguja Sagrada, y rodeada por las otras cuatro de menor altura. Estas agujas simbolizaban la progresión de los Jedi hacia la iluminación.

Eso buscaba Eunice, una nueva iluminación en su vida. Con gran sensibilidad en la Fuerza se sentía por la Orden y su Maestro relegada a un segundo plano, y necesitaba nuevos conceptos y conocimientos filosóficos sobre la Fuerza. Sus estudios sobre historiografía habían precipitado esta excursión.

Llevaba varias semanas preparando su breve escapada del Templo. No era la única, tres padawans tenían el mismo destino que ella, pero por rutas distintas. Ella era la única fémina de los cuatro. Los demás, al igual que ella eran humanos, pero todos varones y de una edad similar a la suya.

Su objetivo era una reunión secreta sobre ideas heréticas de la Fuerza según la Orden Jedi. Se habían enterado de la reunión por un padawan especializado en el espionaje de activistas subversivos.

Después de atravesar áreas específicamente designadas como la senatorial, la financiera y las zonas residenciales, por fin divisaba el sector industrial, los Talleres, y a su lado  Fobosi, y más concretamente su destino:  los Jardines Botánicos Skydome.

Se cubrió la cabeza con la capucha gris de su vestimenta jedi y con marcha rápida llegó a la zona norte de los Jardines. Llegaba la última. Entre la extraña y exótica vegetación de lejanos planetas se encontraban sus tres compañeros y otro humano de unos 45 años, de pequeña estatura y constitución delgada.

“No necesitabas venir a paso aligerado joven padawan” le habló  con voz armoniosa y con entusiasmo en su rostro el humano de edad madura.

“Me llamo Hal, y de donde yo vengo nada se hace de forma presurosa”.

El orador empezó agradeciendo nuestra presencia y quedó sorprendido al tener cuatro padawanes de la orden Jedi escuchándole. Anteriormente había convocado 3 mítines y había suspendido dos de ellos y al tercero asistió un  escéptico seguidor Matukai y un Jedi gris impertinente.

Pero ahora era distinto,  estaba sorprendido a la vez que optimista, pensó, o bien que la Orden Jedi no motivaba lo suficiente a los nuevos aprendices, sobre todo en  el conocimiento de los secretos y las virtudes de la Fuerza o que, las nuevas promesas tenían más iniciativas e independencia que las anteriores generaciones de jedis.

Hal estuvo conferenciando aproximadamente dos horas estandar, fue varias veces brevemente interrumpido por las preguntas de un padawan llamado Ric Dok-ard, sobre la influencia de la sanación desde el punto de vista de la doctrina de Hal. La padawan también  tenía algunas vacilaciones y le hizo algunas cuestiones sobre la evolución histórica de las creencias y preceptos jedis. Contestaba a todo, se le notaba don de palabra y una belleza en su vocabulario que entusiasmaba a los oyentes. Exponía su dogma con seguridad,  perseverancia y seducción. Afirmaba que la Fuerza no es ni buena ni mala, sino que es una poderosa herramienta a aprovechar y que el único lado oscuro es el miedo que hay en el corazón de los sensibles a la Fuerza. La Fuerza es una y lo es todo, y ante todo es vida. La  definió como la doctrina Potentium.

Acabó su locución con  la satisfacción de haber sido respetado y, al menos, no abucheado y considerado como un loco como en ocasiones anteriores. Vio cierta esperanza y les reseñó que quien quisiera aceptar estas ideas sabría encontrarlo.  Simplemente el profundizar y buscar el amor y la bondad que se encuentra en la Fuerza y por tanto en la vida de todos los seres vivos permitiría su localización.

Después de despedirse y marcharse sus compañeros, Eunice quise retrasarse  y quedarme a solas con Hal para disculparse personalmente por su retraso. Él no le dio importancia y le confesó que estaría en Coruscant unos días más para tratar sobre unos negocios relacionados con unas futuras ventas de unas naves estelares ultrarrápidas que usaban una tecnología biológica.

Posteriormente le recalcó que viajaría al planeta Alderaan. Antes del retorno al Templo Jedi de Eunice, Hal como agradecimiento le regalo un colgante con un pequeño amuleto.  Le manifestó que tanto el cordón  del colgante como el talismán  estaban hechos con hiedra y corteza de una curiosa planta llamada Bora que nacían y vivían en su planeta.

 

continuará con el capítulo 1º ………..

Comentarios

Por fin pude leermelo, me

Por fin pude leermelo, me gusta, seguire con el cap.1 ^^

Me da miedo, porque me estoy

Me da miedo, porque me estoy encanchando… Thinking

Muy buena prosa, por cierto. Thumb Up

QLFTA